Recursos hídricos de Mendoza en su contexto regional

Un ejemplo de humedales artificiales: embalses de la Provincia de Mendoza

Los embalses diseñados y planificados como grandes obras para acumular agua, como ahorro o reserva, son humedales artificiales. Gracias a ellos se puede planificar y erogar caudales variables de agua mediante la apertura de compuertas y en función de la demanda de los diferentes usos. En algunos casos es posible aprovechar el salto de agua y la energía potencial para mover turbinas que generan energía eléctrica.

Los embalses corresponden a ecosistemas lénticos. Su principal característica es que son una masa de agua sin corriente que puede asemejarse a un lago o laguna. También poseen interés como ecosistema porque su estado depende de los factores que controlan la calidad del agua. Tienen una riqueza ambiental, cultural y patrimonial que complementa a la de nuestros ríos, por lo tanto, esto requiere de gestión ambiental integral y una visión planificadora en función del tiempo.

La masa de agua embalsada con buenas condiciones de calidad puede  albergar comunidades de peces, aves y su respectivo alimento (fitoplancton y zooplancton). Debido a que el agua embalsada posee sustanciales diferencias entre la porción superficial (que se encuentra expuesta al aire y a los vientos) y la porción que interacciona con el fondo del embalse a gran profundidad, la calidad es altamente variable. Debido a esta variabilidad, la masa de agua es monitoreada por el Departammento General de Irrigación mediante mediciones en el lugar, de parámetros como la concentración de oxígeno disuelto, el pH, la conductividad eléctrica y la temperatura. También se colectan muestras de agua para realizar determinaciones analíticas que permiten conocer la calidad del agua en la superficie y a diferentes profundidades.