Recursos hídricos de Mendoza en su contexto regional

Mendoza, territorio producto de siglos de transformación: oasis y tierras secas

La combinación de los factores climáticos y geomorfológicos ha determinado ambientes con distintas posibilidades biológicas y humanas. Cuando estos factores se conjugan en forma positiva dan como resultado los oasis mendocinos. El resto de la provincia es un territorio condicionado por la aridez.

Oasis

El agua de muchos oasis naturales provienen de algunos manantiales o ríos que llegan al desierto procedente de las montañas vecinas. Su origen son las lluvias, nieves o glaciares de esas montañas. Los oasis de este tipo se encuentran al pie de los Andes. En el caso de Mendoza, los sistemas fluviales han construido extensos conos aluviales con fértiles suelos. Estos, unidos a las obras de aprovechamiento hídrico y sistematización del riego, generan importantes unidades productivas.

Los oasis mendocinos más importantes son tres:

  • Oasis Norte, formado por los ríos Mendoza y Tunuyán Inferior.
  • Oasis Centro o Valle de Uco, que se organiza a partir del río Tunuyán Superior.
  • Oasis Sur que tiene su origen en los ríos Diamante y Atuel.

Al Sur de la provincia, en el departamento de Malargüe, existe un pequeño oasis abastecido por el río Malargüe.

Los oasis mendocinos son una conquista del hombre a través del dominio y conducción de las aguas. Así, fragmentos del desierto fueron transformados en espacios agrícolas y urbanos. Es por ello que la economía de los nuestros oasis depende de las áreas cultivadas bajo riego y sus industrias derivadas: viñedos, olivos, árboles frutales, hortalizas y forestación.

A pesar de su importancia, los oasis ocupan solo:

El 2,5% del territorio provincial si tenemos en cuenta las superficies regadas con agua superficial, empadronadas y cultivadas. El 4,8% del territorio provincial si tenemos en cuenta las superficies sistematizadas para cultivo, regadas con aguas superficiales y/o subterráneas y las áreas antropizadas bajo riego.

Estos oasis alojan casi el 95% de la población con densidades máximas en las zonas urbanas de aproximadamente 300 habitantes/km2.

Tierras secas o zonas no irrigadas

El clima árido, debido a las escasas precipitaciones y elevados valores de evapotranspiración, es un condicionante del desarrollo de la amplia zona oriental de Mendoza.  El paisaje predominante es de llanura con pocas manifestaciones de agua en superficie, ya sea natural o artificial. Por ello, en las tierras secas la población es escasa y dispersa. La infraestructura y la red vial que los conecta a centros urbanos son ineficientes. 

La principal actividad económica en estas zonas se desarrolla mediante la ganadería extensiva. La cría de ganado caprino y bovino es el sello de las llanuras desérticas. Otras actividades significativas son la minería (metalíferos, no metalíferos y rocas de aplicación) y el petróleo con diferentes efectos ambientales según los casos. 

En el territorio rural de paisajes desérticos encontramos espacios que presentan un nivel especial de preservación: las Áreas Naturales Protegidas, como por ejemplo: la Reserva Telteca, Ñacuñán, Laguna Llancanelo y Payunia.